Alergología
La Alergología es una especialidad médica que estudia multitud de enfermedades y patologías de diversos campos, tanto en niños como en adultos, que guardan una estrecha relación con otras especialidades como Otorrinolaringología, Neumología, Dermatología, pero con un origen en común, que es el desarrollo de una respuesta anómala de nuestro sistema inmune frente a sustancias inicialmente inocuas denominadas alérgenos. Por ello, El alergólogo es el único especialista que aborda de forma integral todas estas enfermedades.
En los últimos 30 años se ha experimentado un aumento de la frecuencia tanto de alergias respiratorias, alergias alimentarias, alergias a fármacos como cutáneas. Aunque puede afectar a cualquier edad, la patología alérgica suele ser más frecuente en niños y personas jóvenes, motivo por el cual se atiende indistintamente a cualquier grupo de población.
Basándose en el conocimiento y experiencia en el manejo de las técnicas más actuales para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades alérgicas en esta consulta se evalúan tanto pacientes de alergología infantil y pediátrica como alergología en pacientes adultos, con procesos como:
- Patología Respiratoria: rinitis y rinoconjuntivitis alérgica, asma bronquial alérgica.
- Alergias y Patologías Dermatológicas como urticaria, angioedema, eccema, dermatitis atópica, dermatitis de contacto alérgica, prurito…
- Alergias Alimentarias: Síndrome de Alergia Oral, Urticaria/Angioedema por Alimentos, Anafilaxia por Alimentos.
- Alergia a Fármacos: Idiosincrasia a AINEs, Alergia a Antibióticos, Alergia a Contrastes.
- Alergia a Látex.
- Alergia a Himenópteros: picaduras de avispas, abejas.
Todo ello mediante las técnicas, procesos diagnósticos y tratamientos más actuales:
- Pruebas Cutáneas Intraepidérmicas o Prick-Test.
- Pruebas Epicutáneas o de Contacto (Patch Test).
- Pruebas de Función Respiratoria: Espirometría simple, Espirometría forzada, Curvas Flujo-Volumen y Test Broncodilatador.
- Análisis con determinación de IgE específica y Diagnóstico Molecular.
- Inmunoterapia subcutánea, sublingual y en comprimidos liofilizados.
Nuestros Profesionales de Alergología (Grupo Alergomálaga).
- Dr. Jaime García Campos
- Dra. Belén Delvalle
Según la SEAIC (Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica), se define como Atopia: a la predisposición genética de responder frente a antígenos ambientales comunes (alérgenos), con la producción de cantidades significativamente altas de anticuerpos IgE específicos.
La rinitis alérgica es un proceso inflamatorio de la mucosa nasal mediado por la interacción de uno o varios alérgenos reconocidos como “nocivos” por la inmunoglobulina E de los pacientes sensibilizados.
Esta IgE al unirse a células de defensa generan la liberación de sustancias inflamatorias que son las que originan los síntomas.
- Rinorrea: Mucosidad generalmente acuosa, clara, “como un grifo”.
- Estornudos en salva o de repetición.
- Prurito: Picor nasal, y/o de oídos, paladar, faríngeo, ocular (conjuntivitis alérgica).
- Congestión nasal o taponamiento, generando una insuficiencia respiratoria nasal.
Esos son los principales, luego se puede complicar con otros procesos que añadirían otra sintomatología adicional, que serían rinosinusitis, sinusitis, poliposis nasal… etc.
Los antihistamínicos es un grupo de fármacos con más de 50 años de historia, que se utilizan para tratar reacciones de tipo alérgico y controlar los síntomas derivados de las mismas. Así en la rinitis ayudan a disminuir la producción de moco y estornudos, a reducir el picor de nariz y ojos, y en la urticaria o “ronchas”, reduce la inflamación y picor de las mismas.
Lo más común es que esto ocurra con los de primera generación, los más antiguos, aunque la predisposición a manifestar efectos secundarios con los fármacos, depende de cada uno individualmente. De este modo es preferible usar antihistamínicos de segunda generación, que son más modernos y seguros, por lo que la probabilidad de producir somnolencia es mucho más baja.
El tratamiento inicial parte de la base de realizar limpieza de esas mucosas con suero fisiológico, para ‘arrastrar’ las partículas que haya sobre las mismas. Además podremos usar antihistamínicos orales como primer escalón de tratamiento, a los que podremos asociar en función de la intensidad de los síntomas sprays nasales de corticoides o colirios de antihistamínicos.
El asma es una enfermedad pulmonar caracterizada por la inflamación de los bronquios. Esta inflamación normalmente es variable y de curso reversible, produciendo una obstrucción al paso del aire que es la que desencadena los síntomas típicos de tos, pitos o sibilantes, falta de aire o disnea y presión en el pecho.
En función de la frecuencia de presentación de los síntomas, existen una serie de escalones de tratamiento médico donde la pieza claves son los inhaladores o ‘sprays’. Estos pueden llevar un fármaco o varios según las necesidades del paciente. En los pacientes con pocos síntomas bastará con que tengan un broncodilatador rápido para abrir la vía aérea en pocos minutos. En aquellos otros en los que tengan síntomas con frecuencia requerirán un inhalador que lleva corticoides para desinflamar esa vía respiratoria. Además existen otros fármacos orales como el Montelukast, a veces los corticoides orales, y otros fármacos para casos muy concretos como el Omalizumab.
Los tratamientos sintomáticos nunca van a curar la alergia, solo ayudan a controlar los síntomas. En determinadas patologías como la alergia respiratoria (rinitis, rinoconjuntivitis, asma), cuando existe uno o varios alérgenos ambientales que expliquen el origen de la enfermedad, se pueden elaborar vacunas o inmunoterapia específica para tratar de forma individualizada a ese paciente. Estas vacunas llegan a ‘curar’ a un alto porcentaje de pacientes y a otros disminuir de forma significativa sus síntomas, repercutiendo positivamente en su calidad de vida.
La urticaria es una patología cutánea habitualmente banal y de corta duración, aunque puede crear alarma e intranquilidad en quien la padece. Suele cursar con la aparición de “ronchas” o habones, que son pequeñas elevaciones de la piel más o menos rojizas, que pican mucho, pero que por lo general desaparecen en menos de 24h sin dejar lesión, aunque pueden aparecer y desaparecer varias veces a lo largo de días o semanas.
El pilar fundamental para el tratamiento de las urticarias es la administración de antihistamínicos. Ocasionalmente y según la gravedad o intensidad con la que se presente la misma, puede requerir el uso puntual de corticoides orales o intramusculares, pero la base son los antihistamínicos.